La culpa, la autocensura, los monstruos que llevamos dentro, los espejos, las raíces. Dónde nos hemos dejado el manual de instrucciones. Cuáles serán las coordenadas de mi siguiente asalto.
Mis dedos teclean Berlín, Lanzarote, Granada, Carrer de Pelai, Košice,
Viví tres meses en un Berlín en el que absolutamente nada era descartable. Hubo nihilismo, risas, música que sonaba en todos los vagones, Sternis, Kottis, puentes que se tendían de y en todas direcciones, manos llenas, magia. Ahora me gustaría hacerle un homenaje justo pero ya es demasiado tarde. El telón ha caído, los técnicos ya han recogido el decorado y los actores se están repartiendo el dinero. La obra fue preciosa, eso sí.
Vuelvo a escribir para intentar reconocerme en las palabras con las que antes construía trampolines y puntos de fuga. Pero ahora no quiero exhibición ni galería, sólo quiero poner en orden algún sujeto, alguna cópula y algún predicado y, algún día, dejar de creer en el efecto terapéutico de las huidas.
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ResponderEliminaresperame marta, que ya en octubre estoy y de ahi lista para raptarte.
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